Antes de comenzar con nuestro itinerario, hemos creado una serie de respuestas a las típicas preguntas que os estaréis planteando para organizar vuestro viaje a Marruecos.
¿Necesito visado para Marruecos desde España?
Si eres ciudadano español y tu viaje a Marruecos es por turismo y no supera los 90 días, tenemos una buena noticia: no necesitas visado. Sí deberás tener tu pasaporte en vigor con seis meses de validez desde el día de la entrada al país.
¿Contrato un seguro de viaje para Marruecos?
Nosotros siempre recomendamos viajar fuera de España con un seguro de viaje que incluya una buena cobertura. Hay muchas compañías, podéis elegir la que mejor os parezca pero que tenga amplias coberturas en cuanto a capital de salud y cancelación que incluya los vuelos.
¿Necesito saber inglés en Marruecos?
Una duda común entre los viajeros es si es necesario saber inglés para moverse por el país. La buena noticia es que, como turista español, te sentirás bastante cómodo.
En muchas zonas turísticas, como Marrakech, Fez, Casablanca o el desierto de Merzouga, la mayoría de la gente que trabaja con viajeros hablan varios idiomas, entre ellos el español. También el francés y el inglés están presentes, sobre todo en hoteles, restaurantes y excursiones organizadas.
No saber inglés no será un gran problema. Con el español podrás comunicarte sin mayores dificultades. Marruecos es un país muy hospitalario, y los locales están acostumbrados a ayudar a los viajeros.
Eso sí, llevar contigo algunas frases básicas en francés o inglés puede ser útil, ¡y siempre es una buena excusa para aprender algo nuevo en el camino!
¿Qué ropa llevo para Marrakech y el Desierto?
En Marrakech
El clima suele ser cálido y seco, especialmente entre primavera y otoño. Lo ideal es llevar ropa ligera, fresca y de colores claros, como camisetas cómodas, pantalones anchos o vestidos largos. No hay un código de vestimenta estricto, pero es recomendable usar prendas que cubran hombros y rodillas, tanto por respeto a la cultura local como para protegerte del sol.
En Merzouga y el desierto
Durante el día, el sol puede ser intenso, lleva gafas de sol, gorro o pañuelo (ideal para protegerte del viento y la arena) y ropa suelta que cubra tu piel. Por la noche, las temperaturas bajan bastante, incluso en verano, así que no olvides una chaqueta o sudadera, y si vas en invierno, abrigo y bufanda.
¿Llevo Dirhams desde España o cambio Euros allí?
Si estás planeando un viaje a Marruecos, te compartimos un consejo práctico sobre el manejo del dinero durante tu estancia. Nosotros sacamos dinero a la llegada al aeropuerto en el cajero del banco Al Barid Bank, usando nuestra tarjeta viajera, y lo mejor es que no cobran comisiones. Este efectivo nos fue muy útil durante la ruta hacia el desierto, ya que en zonas más rurales no aceptan tarjetas ni hay casas de cambio. Cuando llegamos a Marrakech, llevábamos euros en efectivo y los cambiamos en el Hotel Ali, que se encuentra justo en la plaza Jemaa el-Fna. El tipo de cambio allí es muy bueno y es una opción bastante conocida entre los viajeros. Es una forma segura de cambiar dinero sin salir del centro.
¿Dónde alojarse en Marrakech y en el Desierto de Marruecos?
Ruta desierto Merzouga
Una de las cosas que más disfrutamos en nuestra aventura por Marruecos fue la variedad de alojamientos: cada lugar donde dormimos fue parte esencial del viaje. Todos con mucho encanto. Cada noche fue diferente y memorable.
Primera noche: Riad Sultan, Valle del Dadès
Después de cruzar el Alto Atlas llegamos al Riad Sultan, en pleno Valle del Dadès. Este riad fue una grata sorpresa: rodeado de montañas rojizas y palmerales, ofrecía tranquilidad, hospitalidad y una comida deliciosa.
Segunda noche: Jaimas en Merzouga
Sin duda, la noche más mágica del viaje. En Merzouga montamos en dromedario para cruzar las dunas del Erg Chebbi al atardecer, rumbo al campamento en pleno desierto. Las jaimas, mas grandes de lo que nos esperabamos y con todas las comodidades. Cenamos y nos fuimos a los sillones que tienen bajo las estrellas. Aquí tocaron música bereber junto al fuego, y dormimos con el suave silencio del Sahara como telón de fondo. Una experiencia que queda grabada para siempre.
Tercera noche: Riad Bouchedor, Ouarzazate
En el camino de regreso a Marrakech hicimos noche en Ouarzazate, donde nos alojamos en el elegante Riad Bouchedor. Este riad combina el estilo tradicional marroquí y con piscina para disfrutar y relajarte.
Marrakech
Alojarse dentro de la medina de Marrakech es perfecto para disfrutar de sus calles estrechas llenas de vida, puertas de madera tallada, aromas a especias, y de pronto… un oasis escondido tras un muro cualquiera: el riad.
Nosotros nos quedamos en un riad moderno, pero decorado con un gusto exquisito, respetando la arquitectura tradicional marroquí. Un equilibrio perfecto entre lo auténtico y lo actual. Desde el primer momento, el ambiente nos envolvió: techos altos, azulejos artesanales, lámparas de hierro forjado y patios llenos de plantas con una fuente que aportaba serenidad al bullicio exterior. Hasta una pequeña piscina!
La ubicación, dentro de la medina, era ideal para explorar caminando la plaza Jemaa el-Fna, los zocos y los principales monumentos. Pero lo mejor era volver al riad tras un día intenso y encontrar el silencio y la tranquilidad del riad.
Las habitaciones combinan detalles tradicionales, con camas amplias, duchas modernas y aire acondicionado. Todo pensado para el confort sin perder el alma marroquí.Dormir en un riad así no es solo alojarse: es vivir Marruecos desde dentro, sentir su estética, su hospitalidad y su ritmo pausado. Si viajas a Marrakech, os recomiendamos sin duda que busques un riad dentro de la medina. No hay mejor manera de conectar con la ciudad.
¿Dónde comer en Marrakech?
Café des Épices. Ubicado en el corazón de la bulliciosa Plaza de las Especias, este café es un auténtico remanso marroquí con vistas privilegiadas al ir y venir de los zocos. Ideal para hacer una pausa mientras observas la vida local desde su terraza. Su atmósfera bohemia, los aromas envolventes y el encanto tradicional lo convierten en una parada imperdible.
Le Tanjia. Situado en la Plaza de los Hojalateros, este restaurante eleva la gastronomía marroquí a otro nivel. Aunque su precio es un poco más elevado, vale cada dirham: su pastela —crujiente por fuera, suave y especiada por dentro— es una auténtica delicia que no te puedes perder. Ideal para una cena elegante con el ambiente mágico de la medina.
Rooftop La Pergola. Una joya escondida para quienes buscan buen ambiente al caer la tarde. En su azotea podrás disfrutar de cócteles, buena música y vistas al skyline de Marrakech mientras el sol tiñe de naranja los tejados. También ofrecen comida en su planta inferior, pero la terraza es el alma del lugar: perfecta para brindar bajo las estrellas.
¿Cómo llegar desde el aeropuerto de Marrakech al hotel?
Taxi (la opción que usamos nosotros)
La opción más cómoda y directa. Nada más salir del aeropuerto verás una zona de taxis oficiales. Aqui pagaras el trayecto antes de subirte. Nosotros utilizamos esta opción y pagamos aproximadamente 150 dirhams (unos 13-15 euros) hasta la medina. Si vas a un riad dentro del casco antiguo, ten en cuenta que el taxi te dejará en el acceso más cercano, y el resto lo tendrás que hacer caminando. Por el centro de la medina no pasan los coches.
Autobús público (Línea 19)
Una opción más económica. Sale desde el aeropuerto y hace paradas en puntos clave como la plaza Jemaa el-Fna y Gueliz. Cuesta alrededor de 30 dirhams ida y vuelta (unos 3 €). Sale cada 20–30 minutos, aunque puede no ser tan práctico si llevas mucho equipaje o llegas muy tarde.
Traslado privado o desde el alojamiento
Muchos riads ofrecen traslado privado desde el aeropuerto. Es más caro que un taxi, pero cómodo si quieres llegar directamente a tu alojamiento sin perderte. Suele costar entre 20 y 25 euros dependiendo del hotel.
✈ ️ Consejo viajero: Lleva anotada la dirección exacta de tu alojamiento (en francés o en árabe si puedes) y el número de teléfono del riad. Algunos alojamientos también mandan a alguien a recogerte a pie si tu taxi no puede llegar hasta la puerta. Puede ser complicado encontrar tu hotel en las callejuelas de la medina.
Nuestro itinerario de viaje a Marruecos
Día 1. Vuelo y llegada a Marrakech
Llegamos al aeropuerto de Marrakech por la noche. Al salir, cogimos un taxi directamente en la oficina que tienen. Nos dejó directamente en nuestro riad, lo cogimos en una zona tranquila a las afueras de la medina. Perfecto para descansar y coger energía para la ruta al desierto.
Día 2. Marrakech – Valle del Dades
Si estás planeando un viaje por Marruecos, una de las rutas más impresionantes es la que parte desde Marrakech hacia el sur, cruzando montañas, valles y pueblos con siglos de historia. Nosotros hicimos este trayecto el primer día de nuestra excursión hacia el desierto, y fue una auténtica inmersión en el Marruecos más auténtico.
Salida desde Marrakech
Salimos temprano desde la ciudad y en poco tiempo ya estábamos ascendiendo por las montañas del Alto Atlas, a través del puerto de Tizi n’Tichka, a más de 2.200 metros de altitud. Las curvas son muchas, pero las vistas lo compensan: aldeas de adobe colgadas de las laderas, pastores con sus rebaños y paisajes que cambian a cada tramo.
Skoura, el palmeral escondido
Ya descendiendo del Atlas, nos adentramos en la zona de Skoura, un tranquilo oasis salpicado de palmeras y kasbahs. Este lugar es menos turístico que otros, pero tiene un encanto especial. Nos detuvimos para ver algunas kasbahs tradicionales, verdaderas fortalezas de barro que parecen sacadas de un cuento.
Kasbahs y arquitectura tradicional
A lo largo del camino, fuimos encontrando varias kasbahs. Nosotros visitamos la Kasbah Amridil donde nos hicieron una ruta guiada explicándonos las diferentes estancias y costumbres. Estas construcciones, que combinan historia y belleza, eran antiguas residencias de familias importantes y están llenas de detalles arquitectónicos únicos.
El Valle de las Rosas
Seguimos la ruta por el llamado Valle de las Rosas, que en primavera se llena de flores y es conocido por su producción de agua de rosas. Aunque no era época de floración, el paisaje era espectacular: pueblos bereberes, campos de cultivo y montañas rojizas que contrastaban con el verde del valle.
Noche en el Valle del Dadès
Al atardecer llegamos al Valle del Dadès, donde nos esperaba un riad acogedor para pasar la noche. Rodeado de gargantas y formaciones rocosas únicas, el lugar es ideal para relajarse tras un día de carretera.
Día 3. Valle del Dades – Merzouga
Valle del Todra y Gargantas
Salimos temprano desde el Valle del Dadès, dejando atrás sus formaciones rocosas serpenteantes, y nos dirigimos hacia el Valle del Todra, donde hicimos una parada imprescindible en las Gargantas del Todra. Estas imponentes paredes de roca de hasta 300 metros de altura forman un cañón espectacular, perfecto para caminar y dejarse impresionar por el entorno.
Erfoud y los fósiles
Continuando el camino, llegamos a Erfoud, un pequeño pueblo conocido por sus fósiles milenarios. Aquí es posible ver cómo se extraen, se tallan y se trabajan auténticos fósiles marinos en talleres locales. Un alto curioso y cultural antes de adentrarnos definitivamente en el paisaje árido del sur.
Llegada al desierto del Erg Chebbi
Y por último el destino tan esperado: las doradas dunas del desierto de Merzouga aparecen en el horizonte. En este punto empieza la aventura: nos subimos a unos quads y recorrimos las enormes dunas del Erg Chebbi, una experiencia adrenalínica y espectacular, perfecta para sentir la inmensidad del Sahara. Impresiona el silencio que reina en mitad de la nada, rodeados únicamente de arena dorada. 100% recomendable!!
Paseo en dromedario y llegada al campamento
Después del paseo en quad, cerca ya del atardecer, montamos en dromedarios para hacer el camino hasta el alojamiento. Unas vistas y unos colores maravillosos, dignos de relajarse en las dunas hasta la puesta total del sol. Finalmente, llegamos a nuestro campamento de jaimas, perfectamente integrado en el desierto.
Noche bereber bajo las estrellas
Tras una refrescante ducha y una copiosa cena, comenzó el espectáculo bereber: tambores, música tradicional, palmas, baile… Todo alrededor del fuego, bajo uno de los cielos más estrellados que hemos visto nunca. Dormimos en jaimas cómodas, envueltos en el silencio del Sahara y en la inmensidad de la noche.
Este día de ruta es, sin duda, uno de los momentos más especiales del viaje por Marruecos. Si buscas aventura, paisajes inolvidables y conexión con la cultura local, esta experiencia en el desierto es un imprescindible. No es solo llegar a las dunas, es vivir el camino hasta ellas.
Día 4. Merzouga – Ouarzazate
Salida del desierto y camino de las acacias
Dejamos atrás las dunas de Merzouga por un camino polvoriento que atraviesa una llanura desértica salpicada de acacias solitarias. La imagen es poderosa: árboles resistentes que crecen en medio de la nada, con el horizonte abierto y el cielo azul profundo sobre nuestras cabezas. Es el Marruecos más árido, más silencioso, y al mismo tiempo más auténtico.
Paso por Alnif
Continuamos rumbo a Alnif, un pequeño pueblo famoso por sus fósiles y su tranquilidad absoluta.
Valle del Draa: el gran oasis
Más adelante, el paisaje cambia de forma drástica al llegar al Valle del Draa, el palmeral más largo de Marruecos. Es un oasis inmenso entre montañas áridas, salpicado de pueblos de adobe y campos de cultivo verdes. Este contraste entre el desierto seco y la vida que brota junto al río Draa merece la pena disfrutarlo tranquilamente desde el mirador.
Noche en Ouarzazate
Finalmente, llegamos a Ouarzazate, donde pasamos la noche. Conocida como la “puerta del desierto” y famosa por sus estudios de cine y kasbahs.
Día 5. Ouarzazate – Marrakech
Después de una noche tranquila en Ouarzazate, comenzamos el último tramo de nuestra ruta por el sur de Marruecos, con una parada imprescindible: la espectacular Kasbah de Ait Ben Haddou.
Ait Ben Haddou: una kasbah de película
A tan solo 30 km de Ouarzazate se alza esta ciudad fortificada de adobe, perfectamente conservada, que parece sacada de otro mundo. No es casualidad: aquí se han rodado escenas de películas y series tan famosas como Gladiator, La Momia y Juego de Tronos. Pasear por sus calles de barro y piedra es como retroceder en el tiempo.
Subida al mirador: vistas inolvidables
Recorremos sus callejones empinados, con pequeñas tiendas artesanales y rincones fotogénicos en cada esquina, hasta llegar a lo más alto del poblado. Desde el mirador, las vistas sobre el valle y el río Ounila son simplemente impresionantes. Un mar de tejados rojizos, palmeras y montañas que se extienden hasta el horizonte. Es un momento que merece la pena disfrutar con calma.
Cruzando de nuevo el Alto Atlas
Después de la visita, toca emprender el regreso a Marrakech, cruzando una vez más el Alto Atlas.
Llegada a Marrakech
Al caer la tarde, llegamos a la bulliciosa Marrakech. Tras varios días recorriendo kasbahs, desiertos y valles, volver a la ciudad roja es como regresar a otro Marruecos: vibrante, colorido y lleno de vida. Nuestro guía nos busco a un chico, que amablemente y por unos pocos dirhams nos llevó y ayudó con las maletas hasta nuestro Riad.
Día 6. Marrakech: callejeando, Madraza y plaza de las especias.
Nuestro paso por Marrakech fue especial por muchas razones, pero también algo diferente: visitamos la ciudad poco después del terremoto de 2023, así que varios monumentos emblemáticos estaban cerrados al público. Aun así, Marrakech no deja de ofrecer experiencias únicas incluso cuando su patrimonio arquitectónico está en pausa.
Zocos y callejuelas llenas de vida
Empezamos el día callejeando por el zoco, dejándonos llevar por el ritmo de la ciudad. Cada esquina tenía algo que llamaba la atención: una tienda de lámparas, un puesto de cuero, un herrero trabajando, mucha artesanía… Marrakech no se recorre con mapa, el zoco es un auténtico laberinto.
La Madraza Ben Youssef
Tuvimos la suerte de que la Madraza Ben Youssef sí estaba abierta. Este antiguo colegio coránico nos dejó sin palabras con su patio central lleno de detalles, los azulejos coloridos y la arquitectura de ensueño. Un remanso de calma en medio del bullicio de la medina.
Almuerzo con vistas en la plaza de las Especias
Hacia el mediodía fuimos a la plaza de las Especias, donde comimos en un restaurante con terraza y vistas a la vida cotidiana de la ciudad, y nosotros, allí arriba, disfrutando de todo con un buen sándwich, hoy tocaba descanso de comida marroquí.
Compras con anécdota incluida
Después de comer, nos animamos a comprar especias en una tiendecita cercana. Nos timaron un poco con el precio, como suele pasar si no eres experto en regateo, pero el dependiente tenía tanto salero y simpatía que la experiencia acabó siendo más divertida que molesta. Al final, nos fuimos con las mochilas llenas de canela, cúrcuma y una buena historia.
Tarde y cena en la medina
Al atardecer, seguimos explorando las callejuelas cercanas a nuestro riad, disfrutando del ambiente que va tomando la ciudad al caer el sol. Para cerrar el día, cenamos en un restaurante cercano donde probamos una pastela de pollo crujiente y ligeramente dulce, y unos pinchitos morunos que fueron simplemente espectaculares.
Día 7. Marrakech: Zoco, jardines y atardecer.
Hoy fue nuestro segundo día explorando Marrakech, y aunque ya habíamos caminado bastante el día anterior, la ciudad aún tenía mucho más por mostrar.
De compras por el zoco
Por la mañana volvimos a perdernos por otra zona del zoco, esta vez con la idea más clara de hacer algunas compras. Después de observar, comparar y regatear, nos llevamos algunos recuerdos únicos: desde bolsos artesanales hasta cerámica pintada a mano. Pasear por el zoco con calma, sin prisa, es una experiencia en sí misma.
Jardines Secretos de la Medina (Le Jardin Secret)
A media mañana, buscamos un respiro del bullicio y fuimos a visitar Le Jardin Secret, un auténtico oasis en mitad de la medina. La entrada cuesta actualmente 80 dirhams (unos 7,50€) y vale cada céntimo. Los jardines están perfectamente cuidados, con fuentes, vegetación exuberante y arquitectura tradicional restaurada con mucho gusto. Es un lugar ideal para relajarse, respirar y disfrutar del silencio, algo poco habitual en el corazón de Marrakech.
Comida en un riad
Después del paseo, comimos en un riad cercano que ofrecía menú tradicional marroquí. Todo estaba delicioso: los sabores, las especias, y ese ambiente tan íntimo que sólo se encuentra en los riads, con sus patios interiores llenos de luz y plantas. Una comida tranquila, sabrosa y con encanto.
Atardecer en la plaza Jemaa el-Fna
Una hora antes del atardecer nos fuimos a la famosa plaza Jemaa el-Fna, y entramos al Café Glacier. Por un módico precio, que incluye bebida, puedes sentarte en la terraza. Desde allí, vimos cómo la plaza se transformaba poco a poco: los puestos de comida comenzaban a montarse, los músicos callejeros aparecían y el cielo se iba tiñendo de tonos dorados. Ver el atardecer desde esa terraza es uno de esos momentos que se te quedan grabados del viaje.
Cóctel en La Pergola
Para cerrar el día, fuimos al rooftop La Pergola, uno de los pocos lugares en la medina donde sirven alcohol. Con buena música jazz y un cóctel en mano despedimos el dia de hoy.
Día 8. Último día Marrakech
Tercer y último día en Marrakech: mezquitas, zumos frescos y hammam tradicional
Visita a las mezquitas
Por la mañana fuimos a ver la Mezquita Moulay El Yazid, también conocida como la Mezquita de la Kasbah. Aunque, como no musulmanes, no se puede acceder al interior, su fachada de color rosado y su minarete decorado con azulejos verdes ya son un espectáculo en sí.
Después caminamos hasta la icónica Mezquita Koutoubia, la más grande de Marrakech y un verdadero símbolo de la ciudad. Su minarete alcanza los 69 metros de altura y está construido en estilo almohade, con detalles ornamentales que recuerdan a la Giralda de Sevilla. Solo puede visitarse por fuera, pero su presencia impone y se ve desde muchas partes de la ciudad.
Zumo en la plaza Jemaa el-Fna
Volvimos a la plaza Jemaa el-Fna, donde nos tomamos un zumo de naranja natural en uno de sus famosos puestos. Un consejo importante: aseguraos de que expriman el zumo delante vuestra, ya que a veces pueden darte zumos premezclados. Nada como un zumo recién hecho mientras observas la vida pasar en la plaza más vibrante de Marruecos.
Comida en los alrededores
Para almorzar, encontramos un restaurante cercano con buena terraza y comida local. Tajines, cuscús y pan recién hecho para despedirnos de la gastronomía marroquí como se merece.
Hamman tradicional: una experiencia única
Por la tarde, tocaba una experiencia muy típica en Marruecos: el hammam. Nada que ver con los spas de estilo árabe que hay en España. Aquí la experiencia consiste em lo siguiente: primero una buena exfoliación con guante kessa (sí, te frotan fuerte, como debe ser), después un masaje relajante con aceite de argán, y para cerrar, un té moruno acompañado de descanso en tumbonas, en un ambiente cálido y relajante.
Fin del viaje y regreso a casa
Tras esta última dosis de bienestar, recogimos las maletas y nos dirigimos al aeropuerto en un taxi que contratamos previamente, para tomar el vuelo de vuelta. Marrakech nos despidió con ese aire lleno de aromas, sonidos y colores tan característico.
Conclusión
Marruecos nos ha regalado mucho más que paisajes increíbles y ciudades llenas de historia. Ha sido una experiencia para todos los sentidos: los aromas del zoco, el sabor del té moruno, la música bereber bajo las estrellas del desierto y la calidez de su gente.
Aunque en algunos momentos el viaje nos sacó de nuestra zona de confort, eso fue precisamente lo que lo hizo tan especial. Marruecos es un país de contrastes, de colores intensos, de tradiciones vivas y de una hospitalidad que deja huella.
Volvemos a casa con la mochila llena de recuerdos, aprendizajes y momentos que difícilmente olvidaremos.
Presupuesto de viaje para excursión al desierto y Marrakech
Marrakech ▸ Málaga
¡Muchas gracias por leernos!
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